Dicen que para saber si quieres a alguien tienes que dejarlo marchar. Lo que no dicen es que luego tal vez no vuelva. Sigo sin entender qué coño pasó, qué hice mal. Supongo que le dejé marchar, y sí, le quería, pero fue demasiado tarde. Ahora es eterno invierno en mi corazón, como si Perséfone hubiera muerto y Deméter estuviera de luto continuo, como si nevara en mi interior. Cuando la última nota ha dejado de sonar, cuando la última flor ha caído seca, cuando la última luz ha sido apagada; entonces he sido consciente. Estoy sola y solo me quedan decir adiós. Cómo una actriz se retira entre bambalinas mientras le lanzan crisantemos a sus pies.
Adiós.
No hay comentarios:
Publicar un comentario