Se baja el telón. Acabó la obra. La función ha sido un éxito, aunque no se puede decir lo mismo de su vida. El teatro se va derrumbando con ella dentro, pero da igual, la chica hacía ya tiempo que estaba en ruinas.
Despojos, despojos del tiempo es lo poco que queda. Recuerdos a retales, a parches. Recuerdos cogiendo polvo en algún rincón olvidado de la memoria. Una partitura yace sobre el atril, con una melodía inacabada que nadie jamás oirá. Un cielo rojo sangre como si el propio Zeus le arrancase el hígado a Prometeo.
La lluvia apaga poco a poco el incendio de su mente. Pero no queda nada. Nada. Ni espacio. Ni vacío. Simplemente nada.
Y ahora llega su final, el final de su función. Entre ruinas y cenizas ella se despide. Y el público lanza crisantemos a sus pies.
OLE OLE OLE enamorada me encuentro de tus escritos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Myriam, eres un amor.
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