domingo, 6 de julio de 2014

De poetas y musas.

   
                                                                                  15/12/93
     

Hoy he estado investigando de nuevo en el "baúl de los secretos"; la historia ya va tomando forma y voy a plasmarla para no perderme detalle alguno.

Mi abuela se llamaba Amélie y sí, era francesa. Tuvo un matrimonio concertado, con un ricachón perteneciente a la alta burguesía; ella no lo amaba, pero sus padres la obligaron porque "era lo mejor para ella y su futuro". A sus 24 años y casada con un varón de 53,  ya me imagino su vida, pobre mujer; ella que era loca, ella que de dejaba guiar por su corazón, ella sabía que ese no era sus lugar. Hasta que ocurrió. No hay muchos detalles de cómo, pero conoció a un pobre poeta francés que le prometió la luna mientras se perdía en su mirada. Huyó con él. Huyó de sus responsabilidades, de su marido, de su casa, de su monótona y horrible vida, para por fin seguir a su corazón. Estuvieron viviendo en un pequeña y destartalada buhardilla en París, haciendo poesía con sus cuerpos, entre gemidos y sudores, ella posaba y él la retrataba en versos. No necesitaban soñar con una vida mejor, porque ellos ya la tenían. De esa unión, que duró casi 7 años, nació mi padre.

Cuando el esposo de mi abuela logró encontrarlos, se "hizo justicia". El pobre y desdichado poeta fue muerto. Su musa, mi abuela, se suicidó.

Ninguno de los dos fue enterrado, espero y deseo con todas mis fuerzas que sus huesos yazcan juntos en algún lugar remoto.

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